La geodetección es una tecnología que permite localizar servicios o estructuras bajo tierra de manera no invasiva, por lo que se evita la realización de calicatas u otro tipo de intervenciones destructivas. Para este procedimiento se combinan dos sistemas.
Uno es el Detector Electromagnético, el cual es eficaz para localizar tuberías metálicas y líneas energizadas en un rango de profundidad de hasta 10 metros, ya que reconoce ondas electromagnéticas, ya sea por inducción directa, indirecta o de forma pasiva.
El segundo es el Radar de Penetración Terrestre (GPR en inglés), el cual puede complementar la geodetección de estructuras a menor profundidad, sobre todo cuando estén compuestas por materiales no rastreables por el primero, como el plástico. Esto debido a que emite y recaptura ondas electromagnéticas, las cuales interactúan con elementos y condiciones presentes en el subsuelo.